Esta crónica es simplemente mi opinión. Por parte de nuestros entrenadores y por parte de nuestros compañeros más mayores, mis compañeros y yo, sabíamos que el partido contra el San Ignacio no sería nada fácil. Por parte de nuestros entrenadores sabíamos que la presión en todo el campo sería continua y que debíamos mentalizarnos de que no sería ni un partido fácil ni un partido descansado, sino, todo lo contrario.
El primer fallo fue que por parte de la mayoría de jugadores, la actitud previa al partido no fue buena ya que, la mayoría llevaba toda la semana diciendo que nos iban a ganar, etc.
Otro fallo fue que algunos componentes del equipo llegaron tarde, ya en el primer partido, y sabiendo que debemos ser puntuales y tomarnos en serio el tema del baloncesto.
Durante el partido, ya desde el primer minuto, teníamos claro que no íbamos a llegar mucho mas allá, ya que, en dos minutos nos marcaron doce puntos y no nos dejaron atacar ni una sola vez, cosa que hicieron prácticamente todo el partido. Entre que jugábamos viendo que no podíamos hacer nada, la actitud en el banquillo no era ni mucho menos la actitud necesaria cuando varios compañeros y amigos se ven en un momento difícil. En lugar de gritos de ánimo, lo que los jugadores que estábamos en el terreno de juego podíamos oír, eran las risas de algunos de nuestros compañeros. Algo nada agradable que se repitió más veces en la segunda parte del partido, incluso después de una seria charla que Jorge tuvo con nosotros en el descanso.
Por mucho que nos esforzamos era imposible remontar el resultado y menos con el cansancio acumulado por todos los jugadores que habían pisado antes de ese momento el terreno de juego.
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Gracias.
Tomás Ramos LLerandi
Jugador del equipo infantil